A LA CIUDAD DE DIOS 185 Enoch extendiera largamente sus límites y dominio, y que tuviera muchos reyes, no juntamente, sino uno después de otro, de padres á hijos sin guardar orden de primogenitura: el primero de estos reyes pudo ser Caín; el segundo su hijo Enoch, cuyo nombre tuvo la ciudad en donde reinó: el tercero Gaidad, á quien engendró Enoch; el cuarto Manihel, á quien procreó Gaidad; el quinto Mathusael, á quien engendró Manihel: el sexto Lamech, á quien engendró Mathusael, que es el séptimo rey desde Adán por Caín. No era indispensable que los primogénitos sucediesen en el reino á sus padres, sino los que por mérito, por alguna virtud que interesase á la ciudad terrena ó alguna ley, estatuto, costumbre ó buena suerte fueran llamados á la sucesión. Principalmente sucedía al padre por cierto derecho hereditario de reinar, el que el padre amaba más cordialmente que á los demás hijos. Y pudo, viviendo todavía Lamech y reinando, suceder el Diluvio, de forma que se hallase con él y con todos los demás hombres, y los ahogase, á excepción de los que se hallaron en el Arca. No debe maravillarnos que habiendo habido diferente cantidad de grande número de años entre los que se ponen en la genealogía desde Adáa hasta el Diluvio, no tuviese una y otra estirpe y descendencia iguales generaciones en número, sino por parte de Caín siete, y por la de Seth diez, porque Lamech es séptimo, contando desde Adán, y décimo Noé. Y se refirieron muchos hijos de Lamech, y no uno solo como en los precedentes, por ser incierto quien le había de suceder en muriendo si quedara tiempo para reinar entre él y el Diluvio.
Como quiera que sea la serie y orden de las generaciones que descienden de Caín por primogénitos ó por reyes, me parece que por ningún pretexto se debe pasar en silencio que, siendo Lamech el séptimo desde Adan,
