Página:La ciudad de Dios - Tomo III.pdf/347

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
345
La ciudad de Dios

gas y azotes de la corrección y del castigo. Conforme é esto, dice en otro lugar (1): «No toquéis á mis Cristos y ungidos», lo cual ¿qué otra cosa quiere decir sino que no les hagáis mal, no les ofendáis? En el Salmo 88, como tratando de David, por expresarse allí con cierta semejanza alusiva á esto, dice (2): «Si dejasen sus hijos mi ley, y no observaren mis mandamientos; si profanaren mis sanciones y traspasaren mis 'preceptos, visitaré y castigaré con vara sus maldades, y con azotes sus delitos, pero no apartaré de él mi misericordia y pacto».

No dijo de ellos, aunque hablaba de sus hijos, y no de él; dijo de él, porque, bien considerado, quiere decir lo mismo; mediante á que era imposible hallar pecado alguno en el mismo Cristo, que es cabeza de la Iglesia, para que fuera necesario que Dios le castigara çon azotes y correcciones humanas, guardando su pacto y misericordia, sino en su cuerpo y miembros, que es su pueblo. Por eso dice en el libro de los reyes iniquitas ejus, su pecado, y en el salmo Aliorum ejus, de sus hijos, para que entendamos que en cierto ·modo se dice de él lo que se dice de su cuerpo; por lo cual el mismo Señor, desde el Cielo, persiguiendo Pablo á su cuerpo, que son sus fieles, Saulo, Saulo, dice, ¿por qué me persigues? Después prosiguió el salmista (3): «Y no quebrantaré mi fe y verdad, ni profanaré ó mudaré mi testamento y promesa, ni retractaré lo que he dicho por esta boca. Una vez lo prometí y juré por mi santidad que no engañará á David», esto es, no ha de faltar á David mi promesa; porque suele hablar así la Escritura. Y en lo que no le ha de mentir, y lo ha de cumplir, añade (4): «Su descendencia permanecerá para 1.

(1) Salmo 104. Ne tetigeritis Christos meos.

(2) Salmo 88.

(3) Salmo 88.

(4) Salmo 88.