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La economía circular presenta un esquema económico que, a priori, puede actuar a cualquier escala; en esencia es multidimensional, transversal y transdisciplinar, capaz de generar valor allí donde la economía lineal no lo veía.

La economía circular entiende que la escasez es fuente de nuevas oportunidades, por lo que implica nuevos procesos de innovación, nuevas posibilidades de negocio y de inversión, y, como es obvio, nuevas formas de colaboración interempresarial, buscando soluciones comunes a problemas colectivos. La economía circular implica importantes transformaciones económicas y sociales que deben ser lideradas por planteamientos y esquemas que sean capaces de ver el sistema de producción y consumo de forma completa y crítica, promoviendo «el enfoque colectivo de resolución de problemas basado en cocrear el futuro, con visión común, inclusiva y sistémica» (Rauffet et. al., 2017).

La economía circular supone la desmaterialización y la desenergización paulatina de la economía, así como el mantenimiento del valor en el tiempo de los materiales y de los recursos. La reutilización de los recursos ya generados implica menos costes que la generación ex novo de los mismos, de ahí que la economía circular abra nuevas oportunidades para nuestro sistema económico y productivo que, hasta ahora, solo trataba y valorizaba algunos residuos sin tener presente la energía necesaria para la materialización del proceso.

No obstante, podemos decir que se seguirán produciendo residuos en un sistema económico claramente disipativo y, por consiguiente, ineficiente, de ahí que sea necesario continuar desarrollando nuevas innovaciones para implantar la economía circular que, teóricamente, persigue el residuo cero a través de la eficiencia y la valorización. Ahora bien, algunos residuos, por ejemplo, difícilmente podrán valorizarse para el consumo humano por cuestiones de salubridad.

Por otra parte, el concepto de valorización experimentará importantes cambios que estarán condicionados por las necesidades de preservación ambiental y el estado de la técnica en el ámbito de la economía circular. No hay que olvidar que tenemos varios frentes ambientales abiertos que están íntimamente interrelacionados y que a su vez tienen importantes implicaciones socioeconómicas. Tendrán que abordarse juntos, por ejemplo, el cambio climático, los problemas hídricos, la energía renovable y la generación de residuos. Lo que puede plantearse como una solución para un problema puede conllevar el agravamiento de otros. La aceleración


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