ignominia para los demás. Que nadie poseyera cosa, fuera del yugo!
Parecían facilitar sus proyectos los barruntos políticos que se deslizaban de por el sur. Hablábase de un rey para la América, un inca quizá... Había discernido una vislumbre de esperanza en eso, emitiendo la idea durante sus coloquios con los montoneros del lugar. El rey inca significaba la salvación. Así disfrutarían de libertad, orden y un gobierno de su sangre. Algunos defirieron y empezó á prosperar la impostura; pero olvidaba lo principal; el caudillo, que andaba entonces ausente. Sobornado éste, encendíase el fuego, mezclando en igual apostasía á la montonera con la Constituyente, medio inclinada ya...
Por fin, regresado que hubo, el licenciado tanteolo, no sin rodeos; mas, al primer avance, el otro lo atolondró con su negativa más contundente.
—Reyes?... Cortes?... Vocablos para él sin acepción ninguna. ¿Un indio rey?... ¡Como jumento con albarda de plata! Dejarase de cominear en esas cosas, aplicándose á sus latines. Ya entenderían en ello quienes debíanlo de hacer.
Amancebado con una joven de la vecindad, residía allá cerca el caudillo. Linda pareja: él, moreno,