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Página:La lengua cunza de los naturales de Atacama.djvu/5

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LA LENGUA CUNZA

trasmitido su uso á la actual generación, dando á la voz chango una inteligencia que se traduce, según sus explicaciones, en desprecio y malevolencia hacia las razas de la costa marítima.

La lengua atacameña va desapareciendo y perdiéndose en el olvido, y tan pronto como hayan expirado los poquísimos octogenarios que aún conservan su uso y de quienes de viva voz he obtenido las nociones que voy á dejar consignadas, no quedará de ella el menor vestigio.

En el curso de mis explicaciones andinas, desde las pampas australes de la Patagonia hasta la altura de la altiplanicie boliviana, el interés de descubrir la etimología de los nombres geográficos me había familiarizado con las voces más comunes del araucano, del quichua, del aimará y aún del guaraní que en el Paraguay tanto interés despiertan por la belleza de las imágenes que envuelven y su apropiada aplicación á los objetos que definen.

Con tal sistema de observación, el viajero se apercibe fácilmente de su entrada ó paso de un teritorio á otro ocupados por distintas razas ó donde se habla distinto idioma, con sólo la indagación del orígen etimológico de los nombres geográficos.

Al tocar los contornos de la altiplanicie de Atacama, avanzando hacia ella desde Copiapó, ya sea entrando por el norte ó abordándola por el lado argentino ó boliviano, los nombres de montañas que terminan en el collo aimará, el orko quichua ó el lemu ó huincul de los araucanos, se cambia por la terminación cáur.

El agua ha pasado de unu, yaco, co á ser puri, y las gentes ya no son haque, runa, che, sino sima.

¿Pero de dónde viene la palabra y qué quiere decir cunza?

No parecia ser el nombre de la tribu ni el del país de su nacionalidad, y desistiendo ya de descubrirlo, aconteció que con motivo de averiguar sus pronombres posesivos, tuve ocasión de comprender que la invariable contestación cunza que antes daban al ser interrogados acompañando la voz con un movimiento de los brazos mostrándose así mismos, era simplemente el posesivo plural nuestro.

Careciendo pues de una voz, así como los araucanos tienen su dungu, para designar el nombre de su lengua ó tribu, responden lengua cunza, es decir, nuestra legua.