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Página:La leyenda del Cid.djvu/18

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VIII
INTRODUCCIÓN

yo soy una hija del viento,
dejadme al viento volver.
Ave de paso, quién sea
que no me pregunte nadie:
dejad al astro que radie,
dejad al viento vagar,
dejad que el mar en la playa
rompiendo sus ondas siga,
sin que sus ondas os diga
de donde vienen el mar.
Dejad cuajarse á la niebla
que por la atmósfera sube,
sin preguntar á la nube
por qué revienta en turbion;
y dejad libres que canten
el pájaro y el poeta;
¿quién mide ni quién sujeta
su vuelo y su inspiracion?
Dejadme: ave de paso
que nunca anida
y que vuela al acaso
sola y perdida,
yo siempre he ido,
por el aire del mundo
solo y perdido!

II

¿Quién soy? —No sé.— Voz suelta sin pecho que la exhale,
voz que ella misma ignora su germen productor,
que busca sólo acaso que el aire la propale,
yo soy tal vez un eco de incógnito rumor;
mas eco procedente de mal sondado abismo,
que vive por sí mismo, de sí germinador,
yo soy la voz perdida que va todos los ecos
buscando que del mundo se esconden en los huecos,
para corear con ellos un himno al Criador.