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Página:La linterna mágica - Vol. 8.djvu/121

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Poesías de Cuellar.

y el lúgubre gemido,
Que arranca al desdichado la agonía,
Confúndese en el ruído de la orgía.
Allí en pos de mezquino y ruin tesoro,
Avaro de riqueza.
El hombre ciego al esplendor del oro,
Con bárbara fiereza,
Derramando la sangre del hermano,
Sacia insolente su ambición insano.

¿Oué te importan del mundo las delicias,
Los mentidos placeres,
Si aquí de amor te embriagan mis caricias,
Si aquí tú sola eres
Mi bien, mi adoración, Lesbia divina,
Creación de mis ensueños peregrina?

Olvida el vano mundo y sus tesoros,
Olvida, sí, sus flores
Que pasan ¡ay! cual rápidos meteoros,
Y acerbos sinsabores
Dejan en pos de sí por su camino;
Precisa huella que marcó el destino.