En medio á mi aislamiento, con el aroma asciende
Del cáliz de las flores al lánguido saüz,
A perfumar sus hojas, mi fiel memoria, hiende
Dulcísimo recuerdo que al alma toda enciende,
Bañándola en su luz.
Recuerdo de ventura, magnífico, risueño,
Cual en Abril los campos de espléndido matiz;
Embriagador, suave, cual plácido beleño
Que entrega á castas vírgenes al voluptuoso sueño.
Sueño de amor feliz.
Mas ¡ay! que cruza ráudo por la abrasada mente
E impregna sus dulzuras en mi ánima ¡infeliz!
Con su frescura aumenta la sed que el pecho siente,
Y pasa y vuelve ¡ay triste! mi corazón doliente
Frenético á gemir!
¿Dó estás, angel querido, deidad consoladora
De inspiración, de dicha sublime manantial?
¿Dó está la que mi alma con entusiasmo adora?
¡Lejos de mi! y en tanto la pena aterradora
Me agobia sin cesar.
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Poesías de Cuellar.