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308 — Poesías de Cuellar.

Las brisas, respetándola, plegaron
        Sus alas rumorosas,
Y del cáliz purísimo exhalaron
        Aromas mil las rosas.

Los mundos, de placer estremecidos
        Con asombro la vieron...
Los siglos en la nada removidos
        El porvenir leyeron...

En el cielo los ángeles en coro
        ¡Hosana! repetían,
Sobre nubes riquísimas de oro
        ¡Pura será! escribían.

Y pura fué por ley del Increado,
        Casta, inocente, santa,
El monstruo abominable del pecado
        Humilló con su planta.

Y no pudiendo hacerla la serpiente
        De su poder esclava,
Al abismo tornóse, é impotente
        Gimió la turba prava.