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Poesías de Cuellar. — 307
Porque al negar tu luz, réprobo altivo,
Desenfrenado miente;
Cual si osara negar el rayo vivo
Del sol, que mira y siente.
Yo no, que ante esa tu pureza suma
Prostérnome rendido,
Y grande admiración mi mente abruma,
Me siento conmovido.
Yo no, que ciego ante la inmensa ciencia,
Se inflama la fé mía:
El soplo del Señor te dió existencia
Y te llamó María.
Jamás el mismo Dios otro portento
De gracia y hermosura
Concibió, ni en el limpio firmamento
Hay estrella más pura.
Cuando vió Nazareth entre sus flores
A la hija de la anciana.
Contuvieron los mares bramadores
Su fuerza soberana.