Página:La música como develadora del sentido del arte en Marcel Proust.djvu/138

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primero de los cuadernos de EI tiempo recobrado (los otros son el 58 y el 57). Lo que en el cuaderno 51 era una soirée se transforma en el cuaderno 58, de fines de 1910, en la Matinée chez la Princesse de Guermantes, donde se escucha el primer acto de Parsifal, en relación con el acceso del héroe a una suerte de Grial. En el cuaderno 57, Proust ‘no advierte que sitúa el ”Encantamiento del Viernes Santo" equivocadamente, pues corresponde al tercer acto de la obra. Pero se confirma el valor simbólico de la obra elegida. El éxtasis del héroe de Wagner aparece como una prefiguración del narrador en éxtasis ante las revelaciones que le dan acceso a la Obra. Entre las modificaciones ocurridas desde 1911 aparece el cuarteto de Vinteuil, en vez de la música de Wagner. Posteriormente, Proust transforma la obra de Vinteuil en sexteto y trans■ere su ejecución a La prisionera y el fragmento escuchado desde la biblioteca deja de ser identificado. Al suceder a la literatura y a la pintura, la música continúa siendo l 1 última etapa del aprendizaje estético del héroe. Las diferencias entre Swann y el héroe se van acentuando y, si ambos gozan de los placeres del amor, de la pintura y de la música, son separados por una innegable voluntad de pasar de la sensación estética, al conocimiento de sí mismo. Y concluyen estos autores en la coincidencia de sentido de revelación entre Parsifal y la elevación a la creación proustiana, es decir a la Obra”? Antes de estudiar la doctrina estética de El tiempo recobrado parece conveniente establecer algunas conclusiones que se han obtenido sobre la música. Su valor depende de su trato con lo desconocido. Permite descubrir verdades metafísicas, artísticas y metaartisticas (sobre el significado del arte). Pero las verdades provechosas que descubre la inteligencia sobre la estructura de las obras musicales son conseguidas a costa de la música misma yde su estrato más profundo de impresiones. Por lo que hay, entonces, una constante insatisfacción en el develamiento que lleva al conocimiento de la música, ya que el alcance metafísico es necesariamente incompleto y, además es perturbado por el trabajo de la inteligencia en su análisis de la obra. Es que nuestras capacidades no acompañan el recorrido de la música y nuestro saber se detiene por este camino sin entender. No pueden comprenderse las impresiones musicales más importantes en su esencia y en sus niveles más profundos. Hay por lo menos dos acepciones diversas de inteligencia: en un caso, apoyada en la memoria voluntaria, conduce a la musicografía, a una traducción intelectual ajena al ser de la música; en el otro, 139 1909 y 1911: el cuaderno 51, que es el último de los cuadernos Sainte-Beuve y el