hacer es darnos deseos. Y estos deseos el autor sólo puedekvdesper- tarlos haciéndonos contemplar la belleza suprema a la que ha permitido llegar el esfuerzo supremo de su arte. Mas por una ley singular y, desde luego providencial de la óptica de los espíritus (ley que acaso significa que la verdad no podemos recibirla de nadie y tenemos que crearla nosotros mismos), lo que es el final de su sabiduría lo vemos como el comienzo dela nuestra, de suerte que en el momento en que nos han dicho todo lo que podían decirnos nos hacen sentir la impresión de que todavía no nos han dicho nada”. quisiéramos que nos diera respuesta, cuando lo único que pueda discípulo de Ruskin y se apoyan en recuerdos de sus lecturas infantiles de Gautier, tal como luego se expondrá ficcionalmente en la Recherche, aunque sin la crítica a Ruskin. La lectura se encuentra en el umbral de la vida espiritual, puede introducimos en ella, pero no es la vida espiritual. La individualidad y la originalidad del propio arte sólo provienen de nosotros mismos, lo que lamenta- blemente no logran ciertos espíritus perezosos como Swann, en su relación con la música, sustituida por su amor por Odette. Se presentan aquidos asuntos. De un lado, la cuestión histórica de la efectiva influencia de Kant y la filosofía alemana idealista sobre Proust; de otro, la cuestión estética de la afin ¡dad de pensamientos en marcos diferentes como el estrictamente filosófico y el novelístico. A los fines de este estudio interesa más la importancia estética efectiva de la posible afinidad de ideas, aunque también haya diferencias de peso y utilizaciones distintas de temas comunes. En este sentido, es conveniente un rastreo de las citas proustianas de Kant, aunque Proust tiene una forma muy peculiar y engañosa de citar, que lo lleva hasta a parodiar algunas de sus influencias como la de Schopenhauer y aunque los encuentros más importantes se produzcan en el desarrollo narrativo y no en las meras citas. Hechas estas salvedades, ocurre que Kant aparece citado en "Contra la obscuridad”, junto con Spinoza y Hegel (Essais etarticles, p. 392)“; "A propósito de Baudelaire" (Essais etarticles, p. 624)“, donde se afirma la importancia de Baudelaire, de Wagner y de los grandes filósofos Leibniz, Kant y Hegel; en Contre Sainte-Beuve (p. 299), donde se compara la revolución de Flaubert en la novela con la revolución en la teoría del conocimiento 44 Estas ideas proustianas sobre la lectura lo emancipan del fetichismo de
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