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Página:La masacre de la escuela Santa María de Iquique.djvu/44

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los operarios, se han denunciado ya a la Cámara, con el objeto de que se corte este mal que asume proporciones inmensas, si se tiene en consideración que no baja de 1.000 quienes se obliga a recibir el pago de sus salarios en una moneda que no está autorizada por la ley”.[1]

Se promulga un decreto ministerial que confirmaba la ley de 1861, prohibiendo el pago de fichas. En 1903 el tema de las fichas vuelve a la discusión al Congreso, debido al incumplimiento de dicho decreto. El diputado Daniel Balmaceda dirá el 8 de junio de ese año: “Me consta señor Presidente, que a pesar de ese decreto, las oficinas no pagan en moneda corriente a la par, estafando, ésta es la palabra a los jornaleros con este procedimiento”.

Los actores políticos toman progresiva conciencia de la envergadura de los cambios sociales en desarrollo. Así, a propósito de la conceptualización de la llamada “Cuestión Social”, resulta muy ilustrativo lo planteado el 13 de junio de 1903 por el diputado Alejandro Huneeus: “Estoy por mi parte, honorable Cámara, profundamente convencido de la gran importancia de esta cuestión social que ha atraído en torno a ella la mirada universal de esa cuestión que existe, no sólo en Europa, sino que también en nuestro propio Chile y que está íntimamente unida no sólo al orden moral y religioso, sino también al político y económico (...) . Así como considero de tan primordial importancia la cuestión obrera y social, considero también que es una necesidad imperiosa, un deber ineludible, el que pesa sobre todos y cada uno de los hombres de gobierno de preocuparnos preferentemente de ella (...) .Que no suceda en Chile señor presidente, lo que ha sucedido en la vieja Europa que se dejó llevar por un optimismo liberal y por ideas en extremo individualistas y que se mantuvo indiferente al movimiento obrero, para tener que despertar cuando todas las instituciones existentes estaban ya amenazadas de muerte y el pavoroso problema de salvación social se presentaba en toda su magnitud”.[2]

Los acontecimientos marcan ya una tendencia, la movilización social no se detendrá, por el contrario, crecerá en intensidad, frecuencia y en diversidad de fórmulas de expresión. En Valparaíso se produce una importante huelga de los estibadores en abril de 1903, en tanto en el Congreso Nacional el tema del movimiento obrero cobra notable intensidad, explicitándose este enfrentamiento entre quienes niegan esta nueva realidad y sus posibles consecuencias y entre quienes identifican estos cambios sociales como un fenómeno de relevancia y que es necesario encauzar en un marco institucional, a través de una legislación acorde, esto se refleja en las intervenciones que a propósito de estos asuntos efectuaban parlamentarios de diversos partidos.

El diputado Eulogio Díaz del Partido Conservador, sostiene: “Aquí está pasando un fenómeno singular nos estamos asustando con la cuestión obrera, con una cuestión que en realidad como decía muy bien ayer el honorable diputado por Quillota, no existe en Chile, porque en verdad no puede decirse que se haya producido en Chile el problema o la cuestión obrera que es causa de preocupación

  1. Gallardo, Gabriel: “¡Son una enorme voz!, Estudio del movimiento obrero. Sus consecuencias políticas y sociales (1900-1924)”, Seminario para optar al título de Ingeniero Comercial, Mención Economía, Universidad de Chile, Santiago de Chile, 2003. (disponible en: http://www.cybertesis.cl/tesis/uchile/2003/gallardo_g/html/index-frames.html)
  2. Cámara de Diputados de la República de Chile: “Boletín de Sesiones Ordinarias Cámara de Diputados”, Cámara de Diputados de la República de Chile, Santiago 13 de Junio de 1903.