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Página:La noche de la verbena.djvu/11

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CARMEN

Es mujer humilde; ha sufrido mucho. Se quedó ciega y lleva su desgracia con gran resignación. No quiere oir penas; con su alegría trata de animar a los que la quieren y sufren por ella. Al principio de la obra vestirá el traje de artesana con gran corrección y cuando lo marque el diálogo se ha de engalanar con un buen vestido, y ha de lucir ricas joyas, que al fin es la esposa de un hombre rumboso, maestro de obras que gana mucho dinero y no le duele gastarlo.


PEPA

Cumplió los 50; a postinera la ganarán, pero a mujer decidida y chulapona... ¡me pae que no! Viste el traje de artesana de los madriles, y le da 70 reales al que encuentre en su ropa una mancha o un rasguño.


SEÑÁ SUSANA y SEÑOR JULIÁN

Viejecitos alegres, que aunque están bordeando sus 75 primaveras, aún tienen desplantes juveniles: ella con un pañolón de Manila, que apenas puede llevar sobre sus hombros, con sus típicas arracadas de oro y diamantes rosa, y muy refinados los pocos cabellos blancos que aún la quedan; y él engalanado con lo mejor del baúl, un traje de corte antiguo que guarda con alcanfor para las grandes solemnidades, y un sombrero hongo pasado de moda; tratan de conservar la tradición, y van de verbena; para disimular sus alifafes derrochan la poca alegría que les queda. Han de presentarse simpáticos y animosos.


SEÑÁ MARGARITA

Tipo de fiadora madrileña, con su mantoncillo de crespón y bien calzada.