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A 218 1 »fianza pero los orientales son muy desconfia»dos, y ¿qué hizo el rajá, sino comisionar á un »segundo servidor suyo, en quien tenía mucha »más confianza, y enviarlo á espiar al primero?

»Este hombre tenía orden de no perder de vista »un solo instante á Achmet y seguirlo como su sombra. Aquella noche lo siguió y lo vió entrar "por nuestra puerta. Seguro, pues, de que se ha»bía refugiado en el fuerte, al día siguiente pi»dió se le asilara, y una vez adentro buscó á »Achinet, pero no pudo encontrar el menor rasotro de su persona.

»Esto le pareció tan extraño al espía, que se »dirigió á un sargento y le comunicó sus temores »haciendo que el sargento diera parte al coman»dante. Un rápido registro concluyó con el des»cubrimiento del cadáver; y así fué cómo, en el » mismo momento en que nosotros nos creíamos »en salvo, fuimos aprehendidos los cuatro y en»juiciados bajo la acusación de asesinato, nos»otros tres como guardianes de la puerta en esa »noche, y el otro porque se le había visto en ncompañía de la víctima.

»En el proceso no se habló ni una sola palabra »del tesoro, pues el rajá había sido depuesto y >expulsado de la India, y nadie más que él po»día haber revelado la verdad; pero el asesinato »resultó probado, y nosotros convictos de ha-