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»multitud de yates y goletas que pueden servir »perfectamente para el objeto. Nos embarcaría»mos durante la noche, y con desembarcarnos Den algún punto de la costa india, habrán gana»de ustedes su parte del tesoro.

—»Si no se tratara más que de uno dijo.

—Todos ó ninguno—le contesté. Nos lo he»mos jurado. Los cuatro tenemos que salvarnos »juntos.

—» Ya ve usted, Morstan hizo notar el ma»yor.—Small es hombre de palabra, pues no nabandona á sus amigos. Me parece que pode»mos tener confianza en él.

M Este negocio es inmundo contestó el sotro. Pero como usted me dice, con ese dinero »podemos retirarnos del servicio.

—Bueno, Small dijo el mayor—Aceptamos »el negocio; pero antes, naturalmente, tenemos »que comprobar la verdad de su historia. Diga»me dónde está escondido el cofre, y yo pediré »permiso, de modo que en el vapor mensual de »provisiones pasaré á la India con ese objeto.

—>No tan pronto—le repliqué, calmándome »más mientras más se excitaba él.—Yo debo ob»tener primero el consentimiento de mis tres »camaradas. Ya le he dicho á usted que todos ó »ninguno.

—>¡Qué tontería !—prorrumpió Sholto.