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tera, pues está tan limpio por un lado como por el otro.

—En la cartera de papá lo encontramos.

Consérvelo usted esmeradamente, señorita, pues podría sernos útil. Comienzo á sospechar que nuestro asunto podría ser mucho más profundo y sutil de lo que yo suponía al principio.

Tengo que recorrer otra vez mis ideas.

Diciendo esto se recostó contra el espaldar del asiento del carruaje, y en sus fruncidas cejas, en la expresión fija de sus ojos, vi que concentraba intensamento su pensamiento. Nuestra compañera y yo nos pusimos á conversar en voz baja respecto á nuestra expedición y su posible resultado, pero Holmes se mantuvo en su impenetrable reserva durante todo el trayecto.

Estábamos en septiembre, y todavía no eran las siete; pero el día había sido muy obscuro, y una densa y pesada niebla envolvía la ciudad.

Nubes de color de lodo invadían tristemente las fangosas calles.

Tas luces de gas del Strand parecían manchas de difusa claridad, que arrojaban un débil resplandor circular sobre el resbaloso pavimento.

La amarillenta iluminación de las vidrieras se esparcía por el airé lleno de vapor y sus melancólicos rayos pugnaban por extenderse por la concurrida vía.