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Yo creía ver algo de fantástico en la interminable procesión de caras que desfilaba por los estrechos. rayos de luz: rostros alegres ó tristes, contentos ó miserables. Así como sucede con la humanidad misma, las cosas pasaban de la obscuridad á la luz, para volver después de la luz á la obscuridad. No soy hombre impresionable ; pero aquel sombrío y pesado anochecer, unido al extraño asunto en que me encontraba comprometido, me ponían nervioso é inquieto. Mirando á la señorita Morstan, pude notar que aquélla también era presa de la misma intranquilidad. Holmes era el único que podía alzarse sobre las influencias pequeñas; tenía abierto sobre sus rodillas su libro de apuntes, y de rato en rato anotaba algunos números ó escribia alguna observación á la luz de su linterna de bolsillo.

Cuando llegamos al Teatro Lyceum, ya había una compacta multitud en cada una de las pucrtas laterales. Un continuo flujo de hansoms y cupés desfilaba por delante de la puerta principal, depositando allí su carga de hombres con blancas pecheras y mujeres enalhajadas y eubiertas con lujosos abrigos. Apenas nos habíamos acercado al tercer pilar, lugar de la cita, cuando vino á hablarnos un individuo de baja estatura, moreno y delgado, vestido de cochero.