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dará el olor del tabaco, el balsámico olor del tabaco es para mí un sedativo invaluable.

Aplicó un fósforo é la gran taza de la hookah, y el humo empezó á correr alegremente por el agua rosada. Nosotros tres estábamos sentados en semicírculo, la cabeza echada hacia adelante y la barba entre las manos, y el extraño y agitado hombrecito, acurrucado en el centro movía sin cesar su abultada y reluciente calva..

Cuando resolví hablar con usted—dijo Sholto,—pensé en enviarle mi dirección; pero temi que, desoyendo mi súplica, se hubiera usted presentado con gente desagradable. Por eso me tomé la libertad de fijar la cita de tal manera, que mi criado Williams pudiera verlos á ustedes antes de conducirnos aquí. Tengo entera confianza en su discreción, y le di la orden de abandonar el asunto, si así lo creía conveniente, después de observarlos personalmente.

Ustedes me perdonarán estas precauciones, pero soy hombre de gusto poco vulgar, refinado podría decir, y nada hay para mí de menos estético que un vigilante. Tengo natural aversión á todas las formas del materialismo ordinario.

Pocas veces me pongo en contacto con la muchedumbre grosera, y, como ustedes ven, vivo rodeado de una pequeña atmósfera de elegancia. Puedo darme el título de protector de las