mismo no es, en un sistema acelerado, rectilínea y uniforme (véase III, 1, pág. 67); esto puede también expresarse así: en un sistema acelerado actúan, además de las fuerzas propiamente tales, otras fuerzas aparentes: las fuerzas de inercia; un cuerpo sobre el cual no actúa ninguna fuerza real está sometido, sin embargo, a esas fuerzas de inercia, y su movimiento, por tanto, no es, en general, ni uniforme ni rectilíneo. Sistema acelerado es, por ejemplo, un vagón al arrancar o al frenar; todo el mundo conoce la sacudida que el tren da al arrancar y al detenerse; ésta no es otra cosa que la fuerza de inercia de que acabamos de hablar.
Vamos a considerar los fenómenos en particular para un sistema S, movido en línea recta y cuya aceleración es constantemente igual a k. Si medimos la aceleración b de un cuerpo con respecto a ese sistema en movimiento S, resultará que la aceleración respecto del espacio absoluto es, evidentemente, mayor, y éste exceso tiene el valor de k. Por eso dice la ley dinámica fundamental, referida al espacio:
Si se escribe ahora en la forma:
podrá decirse que en el sistema acelerado S rige, a su vez, una ley de movimiento con la forma newtoniana
habiendo de ponerse para K' la suma
siendo K la fuerza real y —mk la fuerza aparente o de inercia.
Ahora bien; si no hay ninguna fuerza real; si, pues, K=0, la fuerza total es igual a la fuerza de inercia,
Esta actúa, pues, en un cuerpo abandonado a sí mismo.