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La teoría de la relatividad de Einstein.

la frecuencia de la luz es la que determina su color, y las vibraciones más rápidas corresponden al violeta, las más lentos al rojo; términos ambos del espectro. Por tanto, si se acercan el foco luminoso y el observador, el color de la luz se correrá un poco hacia el violeta, y si se alejan, se correrá hacia el rojo.

Este fenómeno ha sido, efectivamente, observado.

La luz procedente de gases luminosos no consiste en todas las vibraciones posibles, sino en cierto número de frecuencias separadas; el espectro que produce un prisma o un aparato espectral fundado en interferencia no presenta una cinta continua de colores, como el arco iris, sino lineas aisladas, precisas y matizadas. La frecuencia de estas líneas espectrales es característica de los elementos químicos que brillan en la llama (análisis espectral de Bunsen y Kirchhoff, 1859). También los astros tienen esos espectros lineares, cuyas líneas, en su mayor parte, coinciden con las de elementos terrestres; de donde se concluye que la materia en los más lejanos espacios cósmicos está compuesta de los mismos elementos que en la tierra. Pero las líneas de las estrellas no coinciden exactamente con las correspondientes de la Tierra, sino que presentan pequeños desplazamientos en un sentido durante medio año, y en el sentido opuesto durante el otro medio año. Estas variaciones de la frecuencia son resultados del efecto de Doppler, por causa del movimiento de la Tierra alrededor del Sol; durante medio año corre la Tierra al encuentro de determinada estrella fija, por lo cual aumenta la frecuencia de todas las ondas luminosas que de ésta vienen, y las líneas espectrales de la estrella aparecen corridas hacia el lado de las vibraciones más rápidas (violeta); durante el otro medio año aléjase la Tierra de la estrella, y el corrimiento de las líneas espectrales se verifica hacia el otro lado (rojo).

Esta admirable reproducción del movimiento de la Tierra en el espectro de las estrellas no aparece, desde luego, pura en el fenómeno; pues es bien claro que sobre ella se superpone el efecto de Doppler, producido por el envío de luz desde un foco luminoso en movimiento. Si las estrellas fijas no están todas