de la ciencia exacta, y únicamente por el nombre conservan todavía un lejano recuerdo de la intuición de calor o de frío que el sujeto experimenta.
Imperceptibles sonidos, invisible luz, insensible calor: tal es el mundo de la física, mundo frío y muerto, para quien quiere sentir la naturaleza viviente, comprender sus conexiones como armonías, admirar y adorar su grandeza. Goethe detestaba ese mundo rígido; su polémica malhumorada contra Newton, en quien veía la encarnación de una odiada concepción de la naturaleza, demuestra que se trata aquí de algo mas que de una discusión objetiva, entre dos investigadores, sobre puntos particulares de la teoría del color. Es Goethe el representante de una concepción que, en la escala establecida más arriba, según la importancia del yo, ocupa el extremo opuesto a la imagen del mundo que bosquejan las ciencias exactas de la naturaleza. La esencia de la poesía es inspiración, intuición, aprehensión visual del mundo sensible, en formas simbólicas. El origen de la fuerza poética es, empero, la vida de la conciencia, ya sea la sensación clara y precisa de una excitación sensible, ya sea la idea fuertemente representada de una conexión. Lo formal, lógico, conceptual, no representa papel alguno en la imagen del mundo elaborada por un espíritu dotado, o si se quiere agraciado, con esa índole poética; le es ajeno el mundo como suma de abstracciones, que sólo por modo mediato se refieren a la intuición. Para él lo único real e importante es lo que puede ser dado inmediatamente al yo, lo que puede ser sentido como intuición, o por lo menos representado como posible intuición. Así, para el lector actual, que ha visto desarrollarse los métodos exactos durante el pasado siglo, y mide y aprecia, por sus frutos, su fuerza y su sentido, aparecen los trabajos que Goethe hizo en la historia natural, cual documentos de una percepción visual, expresiones de un admirable sentido y compenetración con las conexiones naturales; sus afirmaciones físicas, empero, aparécenle cual equivocaciones e infructuosas negativas frente a una potencia más fuerte, cuya victoria ya entonces estaba decidida.