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Página:La teoría de la relatividad de Einstein.djvu/247

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Leyes fundamentales de la electrodinámica.

este cuerpo; pero éste no es efectivamente el caso, pues Oliver Lodge (1892) demostró que la velocidad de la luz, en las proximidades de cuerpos en movimiento rápido, no recibe de éstos el más mínimo influjo, aun cuando la luz recorra un campo eléctrico o magnético fuerte, arrastrado consigo por el cuerpo.

Pero todos estos esfuerzos parecen casi superfluos, pues aunque hubieren llevado a una explicación aceptable del experimento de Michelson, permanecería, sin embargo, inexplicada la restante electrodinámica y óptica de los cuerpos en movimiento, la cual se pronuncia enteramente en pro de un arrastre parcial.

Un intento de explicación se ofrece al punto al pensamiento, y, en efecto, ha sido desarrollado más tarde sistemáticamente por Ritz (1908). Consiste en la hipótesis de que la velocidad de la luz depende de la velocidad del foco luminoso. Sin embargo, esta hipótesis está bastante en contradicción con todos los resultados teóricos y experimentales de la investigación. En primer término, habría que renunciar al carácter de acción próxima que atribuímos a los procesos electromagnéticos, pues la acción próxima consiste justamente en que la propagación de una acción de sitio en sitio no recibe otra influencia que la de los procesos que se verifican en la inmediata proximidad de cada sitio, y no de la velocidad de un lejano foco luminoso. Por eso Ritz ha caracterizado abiertamente su teoría como una especie de teoría de la emisión; pero lo emitido no serían, naturalmente, partículas materiales obedientes a las leyes mecánicas, sino un agente que, al ingresar en la materia, ejerce sobre los electrones fuerzas dirigidas, transversales, y los impulsa a vibrar. Las vibraciones luminosas existirían, pues, sólo en la materia, no en el éter. La objeción de que en una teoría de la emisión no se explican las interferencias es, evidentemente, inaplicable a esta concepción.

Pero no ha conseguido Ritz llevar su teoría a una perfecta coincidencia con las experiencias ópticas y electromagnéticas; dondequiera que aparecen movimientos relativos del foco luminoso y del observador, manifiéstanse, sin duda, influjos sobre