determinado lugar en el éter no es nada real físicamente hablando, con lo cual el éter mismo pierde por completo el carácter de substancia. Es más; puede decirse incluso: si de dos observadores que se mueven uno con respecto del otro puede decir cada uno con igual derecho que se halla inmóvil en el éter, es que no hay éter.
La teoría del éter llega, pues, en su evolución suprema, a suprimir su concepto fundamental. Pero ha costado mucho trabajo decidirse a reconocer la vacuidad de la representación del éter; el mismo Lorentz, cuyos profundos pensamientos, cuya incansable labor ha conducido la teoría del éter a la crisis que reseñamos, el mismo Lorentz ha vacilado mucho tiempo antes de dar el paso decisivo. Y el motivo es que el éter ha sido expresamente pensado e inventado para servir de sustentáculo a las vibraciones luminosas, o más generalmente a las fuerzas electromagnéticas en el espacio vacío. En realidad, no cabe pensar oscilaciones sin algo que oscile. Pero ya antes, al reseñar la teoría de Ritz, hemos advertido que la afirmación de que también en el espacio vacío existen determinables vibraciones excede y rebasa toda experiencia posible. La luz o las fuerzas electromagnéticas no son determinables sino en la materia; el espacio vacío y libre de toda materia no es objeto de observación. Sólo es posible determinar lo siguiente: de tal cuerpo material sale una acción que alcanza a aquel otro cuerpo material algún tiempo después. Lo que ocurre entremedias es puramente hipotético o, dicho con más energía, caprichoso; esto significa que la teoría puede atribuir al vacio magnitudes de estado, campos o lo que sea, a su capricho, con la única condición que las variaciones observadas en los cuerpos materiales queden reducidas a una conexión firme y clara.
Esta concepción es un paso más en el sentido de la mayor abstracción, de la liberación de acostumbradas intuiciones, que son, al parecer, necesarios elementos del mundo de las representaciones. Y al mismo tiempo acércase al ideal de la física, que consiste en no admitir como pilares del universo físico nada más que lo que la experiencia ofrece directamente, pros-