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La teoría de la relatividad de Einstein.

en los sistemas en movimiento es distinta que en el éter. Las dos hipótesis juntas dicen, pues, que el espacio y el tiempo deben medirse, en sistemas movidos, de distinta manera que en el éter. Lorentz indicó las leyes que sirven para transformar las medidas en diferentes sistemas movidos unos con respecto de otros, y demostró que en tales transformaciones permanecen invariadas las ecuaciones de los campos de la teoría electrónica. Tal es el alcance matemático de su descubrimiento. Estas conexiones las estudiaremos en seguida, desde el punto de vista de Einstein, en forma mucho más clara, y por eso no insistimos ahora sobre ellas. Pero vamos a ver ahora qué consecuencias tiene la nueva concepción de la teoría de Lorentz para la representación del éter.

En la nueva teoría de Lorentz, el principio de relatividad rige, en concordancia con la experiencia, para todos los procesos electrodinámicos; un observador percibe en su sistema los mismos procesos, ya sea que el sistema esté inmóvil en el éter, o se halle en movimiento rectilíneo uniforme. No posee, pues, medio alguno para distinguir uno de otro, pues aun la observación de otros cuerpos en el mundo, que se muevan independientemente de él, no le enseña mas que su movimiento relativo con respecto a esos cuerpos, pero nunca el movimiento absoluto con respecto del éter. Puede, pues, afirmar que está inmóvil en el éter, sin que nadie pueda refutarle. Desde luego, otro observador en otro cuerpo que se mueve respecto del primero, puede afirmar otro tanto con igual derecho. No hay ningún medio empírico ni teórico para decidir si uno de los dos, y cuál de los dos, tiene razón.

Llegamos aquí, pues, con respecto del éter, a la misma situación en que el principio clásico de la relatividad en la mecánica nos puso con respecto del espacio absoluto de Newton (III, 6, pág. 85). Allí hubimos de confesar que es absurdo reconocer un determinado lugar en el espacio absoluto como algo real en el sentido de la física; pues no existe ningún medio mecánico para fijar un lugar o volverlo a encontrar en el espacio absoluto. De igual modo hay que confesar ahora que un