Página:La teoría de la relatividad de Einstein.djvu/381

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

376
La teoría de la relatividad de Einstein.

sus trabajos, inclúyelo más bien en el pueblo alemán que en cualquier otro.

Cuando en 1902 hubo terminado sus estudios entró como ingeniero en la oficina federal de patentes de Berna. Allí hubo de informar patentes ganando un sueldo escaso. Durante estos años fué realizando en rápida carrera sus primeros grandes trabajos, que se referían a problemas fundamentales de la física molecular. El público no conoce a Einstein casi más que como creador de la teoría de la relatividad; pero hay pocas ramas de la física en las que no haya logrado aportar fundamentales contribuciones. Particularmente sus primeros trabajos sobre el movimiento de Brown fueron el punto de partida para el resurgimiento de la atomística que domina hoy en la física y la química. Luego vinieron los famosos trabajos sobre el principio especial de relatividad, cortos de páginas, pero grandes de contenido. Al mismo tiempo adoptó la teoría de los quanta, de Planck, y formuló una ley de los quanta luminosos, que más tarde ha influido notablemente en las más diferentes esferas de la física y la química, abriendo nuevos horizontes; su ley no ha cesado de hallar confirmaciones nuevas.

En el Congreso de Física que tuvo lugar en Salzburgo en el año 1908 fué Einstein por vez primera el centro del mundo científico. Allí le conocí. Acababa yo de terminar mis estudios, y tuve la fortuna, en un período del más alto vuelo científico, de tratar íntimamente al hombre y al investigador que llevaba la dirección de tan grande movimiento.

Habiendo la congregación de los doctos consagrado la labor de Einstein, fué llamado a la Universidad de Zurich como profesor extraordinario. En 1911 pasó como ordinario a Praga; pero ya en 1912 volvió a Zurich a ocupar un cargo más importante.

Uníale con Max Planck, de Berlín, no sólo la comunidad de intereses científicos, sino una estrecha amistad personal. Planck y los demás físicos berlineses se esforzaron por atraer a Einstein. Consiguieron que le fuese otorgado un sillón en la Academia de las Ciencias de Prusia, con bonísima dotación. En 1914