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Página:La venida del mesias en gloria y magestad - Tomo I.djvu/134

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EN GLORIA Y MAGESTAD

descanso, en los cuales se daría á los que lo hubiesen merecido aquel ciento por uno del evangelio. En este tiempo, pues, tendrian todos licencia sin límite alguno, para todas las cosas pertenecientes á los sentidos. Por lo cuál todo seria holganza y regocijo continuo entre los santos: todo convites magníficos, todo fiestas, músicas, festines, teatros, &c. Y lo que parecia mas importante, cada uno seria dueño de un serrallo entero como un sultán: y él mismo era arrastrado por el deseo vehemente de estas cosas, y siguiendo los incentivos de la carne, soñaba que en ellos consistia la bienaventuranza[1]. ¿Qué os parece, amigo, de estas ideas? ¿Os parece verosímil, ni posible, que los santos que se llaman Milenarios, ni los otros doctores católicos y pios, siguiesen de modo alguno este partido? ¿Que adoptasen unas groserías tan indignas y tan contrarias al evangelio? Leed por vuestros ojos los Milenarios que nos quedan, y no hallareis rastro, ni sombra de tales estulticias: con que á lo menos, esta clase de Milenarios debe quedarse á un lado y no traerse á consideracion, cuando se trata del reino del Mesías.

80. En la segunda clase entran, en primer lugar, los doctores judios ó Rabinos, con todas aquellas ideas miserables, y funestas para toda la nacion, que han tenido y tienen todavia de su Mesías, á quien miran y esperan como un gran conquistador, como otro Alejandro, sujetando á su dominacion con las armas en las manos, todos los pueblos y naciones del orbe, y obligando á todos sus individuos á la observancia de la ley de Moisés, y primeramente á la circuncision, &c. Dije que en esta segunda clase entran los Rabinos en primer lugar, para denotar que fuera de ellos hay todavía otros que han entrado, siguiendo sus pisadas, ó adoptando algunas de sus ideas, Estos son los que se llaman con propiedad Milenarios judaizantes, cuyas ca-

  1. Et quarum rerum cupiditate ipse ducebatur, quippe qui invitamentis corporis, et carnis cum primis obsequeretur illecebris, in eisdem beatam vitam fore somniabat.—S. Dionis. Alexand. lib. vii hist. cap. 20.