damento es este mirado en sí mismo sin otro aditamento. Sabemos bien que no son infalibles, sino cuando se fundan sólidamente sobre firme piedra[1]. La teología no tiene otro fundamento, ni lo puede tener, que la Escritura divina, declarada auténtica por la Iglesia, que es columna y apoyo de la verdad[2]: fuera de algunas pocas cosas, que aunque no constan espresamente de ella, están sólidamente fundadas sobre una tradición cierta, constante y universal, como ya queda dicho. Esto pues es lo que hace al caso, no la autoridad puramente humana. No se habla aquí de la autoridad infalible de la Iglesia, congregada en el Espíritu santo, que cuando esta habla, ya se sabe que todos los particulares debemos callar.
108. Muéstrese, pues, algún lugar de la Escritura, alguna tradición cierta, constante y universal, alguna decision de la Iglesia que condene por errónea ó fabulosa nuestra proposicion, y al punto la condenaremos también nosotros, reduciendo á cautiverio el entendimiento, en obsequio de la fe[3]. Mas mostrar por toda prueba la autoridad de algunos doctores particulares, y esta sumamente equívoca; pues los doctores que se citan, como acabamos de ver, no se atrevieron á condenar lo que dicha proposicion dice y afirma, sino los abusos que se le añadieron: atreverse después de esto á dar la sentencia general contra todo el conjunto, como si ya quedase todo convencido de error, fábula, delirio, sueño, &c., parece que esta conducta no prueba otra cosa, sino que no quieren examinar de propósito, ni aun siquiera oir con paciencia una proposicion que pone en gran riesgo, ó por mejor decir, destruye enteramente todo su sistema. ¿Pensais que si hubiese alguna palabra definitiva ó de la Escritura, ó de la Iglesia, se la habian de tener oculta sin producirla? ¿Pensais que habiéndose atrevido algunos autores, sin duda por inadvertencia, no por malicia,
- ↑ Supra firmam petram.
- ↑ Quae est... columna et firmamentum veritatis.—1 ad. Timot. iii, 15.
- ↑ Captivantes intellectum in obsequium fidei.Vide ep. 2, ad Cor. x, 5.