sea su Dios conocido y adorado por ellos. Sabemos que esta opinion no es nueva, y que los padres de los cuatro primeros siglos de la Iglesia, entre los cuales se cuentan discípulos de los mismos apóstoles, pensaron de este modo, sin que tampoco condenasen á los que opinaban de otro, segun se colije de las espresiones de S. Justino Mártir en su diálogo con el judio Trifon.
Si se abandonó la opinion ó sentencia de estos primeros padres, y desde el siglo quinto en adelante ha prevalecido hasta nuestros dias la contraria con tanta firmeza y seguridad, es á mi entender, lo uno por los groseros errores que los herejes del siglo iii y iv mezclaron á la sana doctrina de aquellos santos, y lo otro porque la inmensa erudicion y venerable autoridad del máximo doctor S. Jerónimo, que se declaró abiertamente contra los Milenarios, sin distinguir entre los católicos y herejes, pudo hacer que se envolviesen todos en la condenacion general de su doctrina. Lo que parece cierto es, que la opinion de los Milenarios sin la mezcla de los errores que introdujeron en ella los herejes era tan comun y tan seguida de los católicos, que el mismo S. Jerónimo lo da claramente á entender en la introduccion del libro xviii de los comentarios sobre Isaías; pues habiendo dicho, que una grandísima multitud de los nuestros seguían en este único punto la sentencia de Nepos y de Apolinar, añade estas notables palabras: Bien prevéo cuantos se levantarán contra mí[1]. Que es manifestar
- ↑ Ut præsaga mente jam cemam, quantorum in me rabies concitanda sit.—Sanct. Hieron.