¿quien nos puede proibir buscar esta verdad en su propia fuente, que es la divina Escritura? No se trata aquí de buscar en las Escrituras la sustancia del dogma: este ya se conoce, y se supone conocido, creido y confesado espresa y públicamente en toda la Iglesia católica. Se trata solamente de buscar en las Escrituras algunas cosas accidentales, cuya noticia cierta y segura, aunque no es absolutamente necesaria para la salud, puede ser de suma importancia, no solamente respecto de los católicos, sino respecto de todos los Cristianos en general, y tambien quizá mucho mas respecto de los míseros Judios. Aunque en estas cosas de que hablo accidentales al dogma, hay ó puede haber en la Iglesia alguna buena fe, no siempre puede reputarse racional y cristianamente por fe de la Iglesia, ó por fe divina que es lo mismo. Si este falso principio se admitiese ó tolerase alguna vez, ¿qué consecuencias tan perjudiciales no debieran temerse?
Pocos años há salió á luz en italiano una obra intitulada: segunda época de la Iglesia cuyo autor se llama Enodio Papiá. Como en la obra presente, cuyo título es: La venida del Mesías en gloria y magestad: se leen cosas muy semejantes á las que se leen en aquella (aunque propuestas y seguidas de otro modo diverso), es muy de temer que ambas tengan una misma suerte; esto es, que esta última sea puesta luego como lo fué aquella en el índice