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llamita que emana trabajosamente del cerebro á través de la difícil combustión de tantas materias inertes, sea siempre tan vacilante que no ilumine bien un punto sino en detrimento de muchos otros? Puede considerarse que la abeja, ó la Naturaleza en la abeja, ha organizado de una manera más perfecta que en cualquier otro ser, el trabajo en común, el culto y el amor del porvenir. Pierden de vista por esa razón todo lo demás? Aman delante de ellas, y nosotros amamos sobre todo en torno nuestro. Quizá baste con amar aquí para no tener amor que gastar allá... Nada es más variable que la dirección de la caridad ó de la compasión. A nosotros mismos, en otro tiempo, nos hubiera chocado menos que hoy esa insensibilidad de las abejas, y muchos antiguos no hubieran pensado siquiera en reprochársela. Por otra parte, podemos sospechar, acaso, todas las sorpresas de un ser que nos observara como nosotros las observamos?

VII

Quedaría por examinar, para darnos idea más clara de su inteligencia, cómo se comunican entre sí. Manifiesto es que se entienden y que una república tan numerosa y cuyos trabajos son tan variados y tan maravillosamente concertados, no podría subsistir en el silencio y el aislamiento espiritual de tantos miles de seres. Deben, pues, tener la facultad de expresar sus pensa-