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LIBRO CUARTO

Las reinas jóvenes.

I Cerremos aquí nuestra joven colmena, en que la vida, reanudando su movimiento circular, se extiende y multiplica para dividirse á su turno apenas llegue á la plenitud de la fuerza y la felicidad, y abramos por última vez la ciudad madre, para ver lo que ocurre en ella después de la salida del enjambre.

Tranquilizado el tumulto de la partida, y cuando la han abandonado las dos terceras partes de sus hijos, sin intención de regresar, la desdichada ciudad queda como un cuerpo que ha perdido la sangre: fatigada, sola, muerta casi.

Sin embargo, han quedado algunos millares de abejas que, inconmovibles aunque algo languidecidas, vuelven al trabajo, reemplazan á las ausentes lo mejor que pueden, encierran las saqueadas provisiones, van á visitar las flores, velan por el depósito del porvenir, conscientes VIDA DE LAS ABEJAS .—10