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LIBRO SEGUNDO

El enjambre.

I Las abejas del enjambre que elegimos han sa cudido, pues, el entorpecimiento del invierno.

La reina ha vuelto á poner desde los primeros días de febrero. Las obreras han visitado las anémonas, las aliagas, las pulmonarias, las violetas, los sauces, los avellanos. Luego, la primavera ha invadido la tierra; los graneros y las cuevas rebosan de miel y de polen, millares de abejas nacen cada día. Los machos, gruesos y pesados, salen de sus vastas celdas, recorren los panales, y el hacinamiento de la ciudad demasiado próspera llega á ser tal que, por la tarde, á su regreso de las flores, centenares de trabajadoras retrasadas no encuentran dónde alojarse y se ven en la necesidad de pasar la noche á la puerta, donde las diezma el frío.

Una inquietud conmueve á todo el pueblo, y la vieja reina se agita. Comprende que se pre-