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" 89 secas, las pajitas, los granos de arena, son llevados lejos de allí, uno por uno, una por una, porque el aseo de las abejas llega á la manía, y cuando en el corazón del invierno los grandes fríos las impiden durante largo tiempo efectuar lo que en apicultura se llama el «vuelo de limpieza, antes que ensuciar la colmena perecen en masa, víctimas de horrorosas enfermedades de vientre. Los machos, sólo ellos, son incorregiblemente descuidados, y cubren desvergonzadamente de inmundicias los panales que frecuentan y que las obreras se ven obligadas á limpiar continuamente, D Después del barrido, las abejas del mismo grupo profana, del grupo que no se mezcla al cono suspendido en una especie de éxtasis, comienzan á embetunar minuciosamente el contorno inferior de la morada común. En seguida, pasan revista á todas las grietas, que llenan y cubren de propóleos, y comienzan, de arriba abajo del edificio, á barnizar las paredes. La guardia de la entrada se reorganiza, y pronto algunas obreras salen al campo, para volver cargadas de néctar y de polen.

II

Antes de levantar los pliegues de la misteriosa cortina á cuyo abrigo se colocan los cimientos de la verdadera morada, tratemos de darnos cuenta de la inteligencia que tendrá que desplegar nuestro pequeño pueblo de emigra-