(xvi) oídos del Monarca con sumisión y respeto, no pudieron al verlo partir* reprimir su eno- jo por mas tiempo. Como Jas causas del des- contento no conmovían solamente á la gente plebeya, sino también á los nobles, que se habían visto humillados por los orgullosos flamencos , hasta el punto de reducir á mu- chos de ellos á la clase de pecheros, y de conseguir del Monarca que desairase á la no- bleza de Castilla, dexando el reyno baxo el gobierno de un extraño; fué fácil que la lla- ma de la Insurrección prendiese en todas par- tes, y se extendiese en un momento. Las con- mociones fueron casi iguales en todas las Ciu- dades: irritadas contra los Procuradores de Cortes , que habian otorgado el servicio , los insultaron y persiguieron, llegando Segovia hasta el exceso de matar á uno de ellos; re- celosas y descontentas con las personas que tenian las varas de justicia por el Rey , qui- táror.selas, y eligieron personas de su con- fianza , b^xo el título de Diputados de la Comunidad: cosa muy natural en unas ciu- dades acostumbradas á nombrar su gobierno municipal,, derecho importantísimo, principal causaidél espíritu^e libertad que las animaba
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