^ : : f*vn) ' . • , para reprimir las demasías del Monarca* y pa- ra haber puesto Cóto á los derechos de los se- ñores. El temor de que cundiese este espíritu, tan contrario á sus privilegios, retraxo á mu- chos de estos de abrazar el partido de las Co- munidades; y los mas se retiraron á sus ca^ r tillos, deseosos de que los pueblos enfrena-* sen la autoridad real; pero temerosos de que r hiciesen tan peligrosa prueba de sus fuerzas y . poderío : otros nobles uniéronse á la Comu- nidad , ó por amor al bien común, ó para;; vengar resentimientos particulares, o para sa- ciar su ambición en medio de tantas revueltas; y aun alguiios lo fingieron cautelosamente, para ponerse al frente del pueMo , y domar con maña su ímpetu. Toledo, Scgovia, Bur- gos, Zamora, Madrid, Cuenca y Guadala- xara, fueron las primeras ciudades que se al- zaron y pusieron en armas, mostrándose re- < sueltas á recobrar con la fuerza lo que no- pudieran con el apoyo de la razón y las le* yes; debiéndose' notar , que apenas come- tieron uno ú otro exceso los pueblos levanta- dos con voz de comunidad , siéndo cortísimo el número de personas perseguida», de casas ¿enibadas, ni de insultos cometidos contra la B i
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