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la fuente de la juventud» , exclamó ; y tembló de júbilo y cayó extenuado al suelo. Sus labios estaban pálidos y febriles de sufrir sed. Pensó que en el mismo instante iba a aplacarla y a convertir en realidad su esperanza. Le fué imposible moverse : «No importa — dijo, — mejor es beber de esa fuente en que hoy la tarde muere, mañana, cuando la aurora parezca nacer de la linfa». Un estremecimiento contrajo sus oídos y conturbó su alma. El báculo, de pronto, se transformaba en pavoroso con un crujir de dientes. En el compañero de sus marchas, en el apoyo de sus pasos, el gusano ciel joven de la venta revelábase animando el misterioso reloj, marcador del tiempo, con el presentimiento de una última hora.

Harún el Ahnap no volvió a levantarse. El delirio de la sed puso una visión en sus ojos. La fuente marchó hacia él, y le arrojó un hilo de agua que resbalando sobre sus labios fué a tocar el báculo. El gusano callóse al contacto de la deliciosa frescura. Vida intensa agitó la madera, que se convirtió en tronco y se vistió de ramas, y se cubrió de flores y de frutos. El pobre Harún se murió pensando que el único bien de la fuente de la juventud, había sido el de crear un árbol rebosante de nuevos báculos.LA VOZ. — 8