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Página:La voz del Nilo (1915).djvu/177

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contenida, eternamente joven. Ella retrataba el cielo, y al fin, evaporándose, se iba a buscarle con la ilusión de su imagen. He ahí el símbolo del hombre.

BEN'HURR

El tamarindo ya no es un esqueleto. Sus flores tienen aromas. ¿Quién podrá a entumecidos labios volver la perdida frescura?

ZARA

¡ Ah ! no quieres pensar en la fuente y comparas al hombre con el árbol. Te equivocas. Compáralo a las flores, y recuerda las que rápidas pasaron. Yo veo las de ahora, y digo : pobres sonrisas de la estación naciente, para irse más pronto, tienen invisibles alas. La vida es como el árbol : y las flores de éste son menos durables que los hombres de aquélla. ¿Por qué, entonces, lamentarse?

BEN'HURR

¡ Oye!...

ZARA

Son las doncellas. Se aproximan por las eras con las ánforas.