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ABDUL
El áspid, para beber, deja el veneno. La mujer, el odre.
Las doncellas se vuelven violentamente, echando sus velos sobre el rostro.
BEN'HURR Amigo, no es eso del todo amable.
ABDUL
La gracia de Soleima con su odre me ha conquistado y su desdén me mata : mi frase no es insolente.
BEN-HURR
Perdón, y me callo. El tamarindo en flor se ríe de mis palabras.
ZOAD
¿Quién se apoderó de mi ánfora?
MOAB
Quien la conoce por sus ansas, semejantes al cuello de un ibis, que no pierde su inmovilidad, aunque se le canten lisonjas.