na, con el azul en su seno, no piensa sino en levantarse hasta él y ser quizá nube con alas...
BEN'HURR
Tornemos a casa. Quiero ver a mi nieta y abrazarla y desearle que la nueva estación haga de su vida un canto.
ZARA
Vamos, sí, y entre tus hijos, hasta la cuarta generación, sea tu espíritu con los años más bello y juvenil, semejante a la espiga que se viste de oro, cuando ya su madurez anuncia su cercana muerte.
BEN'HURR
Tu acento envuelve como un manto y señala el camino flotante en brisa jubilosa.
ZARA
Yo soy a ciertas horas, bajo la bendición de Dios, en la serenidad de la tienda, el alma del Oriente ; y la ventura nace donde mis manos se imponen.
Los esposos caminan lentamente. Ben'hurr, deteniéndose, da vuelta y mira el tamarindo. Sus pequeños blan-