Página:La voz del Nilo (1915).djvu/258

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
— 254 —

bre el Acrópolis, en el templo de la Victoria Áptera. Allí ya no hay cantos entre las ofrendas de las Panateas, pero hay armonioso silencio. Lo tiene el espacio azul, sobre el mármol sonrosado, en las formas elegantes que esconden invisibles alas, como las que lleva el nombre de su Victoria. Vivo a un paso del Partenón y de las cariátides de Athena Polias. Vuelo a veces sobre los montes, y a veces sobre el mar, y mi vejez se alegra con la sonrisa del aire que hace fraternales la flor de la planta y la espuma de la ola. La tarde me sorprende siempre en mi atalaya. Me oculto por no turbar la paz, cuando algún hijo de Atenas busca en las piedras el vestigio de los antiguos días. Mi lecho se abriga como en copa de mármol, y sobre él piadosamente cae la sombra, como un dulce licor de olvido. Por eso al emigrar busco siempre en esta ruina el santuario que consagrara Alejandro, aquel que descendió en Ilion honrando la tumba de Aquiles, y que conquistó a Gaza para inundar de incienso los altares. Así, los olímpicos dioses no abandonan mi sueño, transformándolo en sereno, a imagen de la belleza concebida por los griegos.»

Añade la tercera : «Anido en la torre de Gálata. Desde esa altura encántame el esplendor de Constantinopla. Más que la bóveda estrella-