EN EL VIEJO CAIRO
Buscamos, en el viejo Cairo, más allá de la isla de Roda, la célebre iglesia copta. Descendientes directos de los antiguos egipcios, tienen los coptos, en general, algo que atrae con el interés que despierta la vieja raza del valle del Nilo. Su religión es la cristiana, profesada con hondo fervor. Siguen aún hoy la herejía de Eutiques, viendo en Jesús sólo su naturaleza divina, sin aceptar el concilio de Calcedonia. Sepultado en el fondo del más vetusto barrio del Cairo, es menester, para ver su templo, subir y bajar callejuelas, rebosantes de muchachos que saltan de antros obscuros, sobre empedrados sin aceras. Por algo que simula un sepulcro etrusco, se desciende al asilo sagrado, donde la Virgen se detuvo con el Niño, según la tradición de esa huida, en que la imaginación popular, cristalina como un arroyo, ha hecho nacer tantas perfumantes frescas rosas. Después de bajar aún muchos escalones, se llega al gran recinto. Se cree entrar en un subterrá-