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SEPULCROS

Antes de llegar a las tumbas de los Mamelucos, nos encontramos con un curioso barrio. Sus construcciones sin interés arquitectónico, cuadradas y chatas, irradian al sol con uniforme blancura. En las calles reina un profundo silencio, acentuado aquí por el canto de un pájaro y más allá por chicuelos que juegan al disco. Estamos en pleno cementerio. Cada casa es un sepulcro. Hay uno abierto, donde se hacen reparaciones y nos permiten entrar. La muerte no junta entre los mahometanos lo que la vida separa... Quizá parezca una paradoja si agregamos la palabra sexos, pero así es : en los sepulcros se encuentran el departamento de hombres y el de las mujeres, tal como en las casas, el selanlik y el harén. Hay una tercera antecámara destinada a los deudos y a sus visitantes. Las familias, en los aniversarios, pasan el día, reciben, y a veces velan en las vísperas. Los que pueden hacer limosnas, llaman también a los pobres, y los sepulcros se llenan de animación.