inaccesible de la civilización antípoda? Viven hoy las pobres esclavas, sobre sus divanes, casi como en el año uno de la Hégira. Para ellas, el mundo no da vueltas. Esperan en vano al príncipe amable que las liberte en nombre del sol. Lo saben estos mudos machrabiyehs que nos miran, sin contar las cosas que han visto.
Asombra en todos la fineza de los complicados arabescos, y la paciencia de tantos hábiles dedos para ocultar los más bellos ojos del mundo. . . Las celosía» enfrentan coranes encuadernados con lujo bizantino, guardadores, sobre pequeños almimbares primorosos, del invisible espíritu que inspiró sus formas.
Despojos de prisiones, bellas y perfumadas, esbozan repentinamente en la imaginación todo un palaxjio, con dramas de otro tiempo. Mas la razón se hace una pregunta : ¿ Son las mujeres las que convierten estos cedros labrados en misteriosos, o las rejas mismas, con su aire de sigilo, hacen de esas mujeres una doble fuente de inquietud obsesora?...