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Y a una robusta encina, el vil,. atado
Con gemidos sin fin el aire hiende.
Surca Arindal las olas con su leño
En pos de Daura; Armar en crudo ceno
Llega y dispara el emplumado dardo
Que zumba, y ¡ay! tu corazón gallardo
Traspasa, oh mi Arindal, hijo precioso.
En vez de aquel Erat, el alevoso,
Expiras tú, y al par el frágil leño
Zozobra entre las rocas con su dueño.
Baňa tus pies la sangre del hermano.
Daura, y redoblas tu lamento en vano.
¡Ay que el barco se estrella!
Y Armar vuela a salvar su Daura bella.
O morir... sopla tramontana luego
Y hunde en las olas al amante ciego.
En la azotada peña yo aislado
Oi el lamento de la hija mia;
Agudo el alarido y redoblado
Fué... mas salvarla el padre no podia.
La noche toda en el confin clavado
Del mar, cual sombra apenas la veia
Allá a la luna... mas su voz oia...
El huracán bramaba,
Recia lluvia las faldas azotaba
Del monte; y su tristisimo alarido
Más y más se apocaba...
Antes del alba, cual ambiente blando
De la tarde entre el césped expirando.
Dejó de ver la lumbre,
Abrumada de inmensa pesadumbre.