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Página:Las mil noches y una noche v1.djvu/124

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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

amargura, ya serás feliz? pues bien se han cumplido tus deseos!


Después rompió en sollozos y volvió á implorar: «¡Oh dueño mío! Háblame, que yo te oiga.» Entonces el supuesto negro torció la lengua y empezó á imitar el habla de los negros: «¡No hay fuerza ni poder sin la ayuda de Alah!» La bruja; al oir hablar al negro después de tanto tiempo, dió un grito de júbilo y cayó desvanecida, pero pronto volvió en sí, y dijo: «¿Es que mi dueño está curado?» Entonces el rey, fingiendo la voz y haciéndola muy débil, dijo: «¡Oh miserable libertina! No mereces que te hable.» Y ella dijo: «Pero ¿por qué?» Y él contestó: «Porque siempre estás castigando á tu marido, y él da voces, y esto me quita el sueño toda la noche hasta la mañana. De otro modo, ya habría yo recobrado las fuerzas. Eso precisamente me impide contestarte,» Y ella dijo: «Pues ya que tú me lo mandas, lo libraré del estado en que se encuentra.» Y él contestó: «Sí, líbralo, y recobraremos la tranquilidad.» Y dijo la bruja: «Escucho y obedezco.» Después salió de la cúpula, marchó al palacio, cogió una taza de cobre llena de agua, pronunció unas palabras mágicas, y el agua empezó á hervir como hierve en la marmita. Entonces echó un poco de esta agua al joven, y dijo: «¡Por la fuerza de mi conjuro, te mando que salgas de esa forma y recuperes la primitiva!» Y el joven se sacudió todo él, se puso de pie, y exclamó muy dichoso al verse