»Sabe que soy hija del rey Aknamus, el último rey de la India, señor de la isla de Ébano. Me casé con el hijo de mi tío. Pero la misma noche de mi boda, antes de perder mi virginidad, me raptó un efrit llamado Georgirus, hijo de Rajmus y nieto del propio Eblis, y me condujo volando hasta este sitio, al que había traído dulces, golosinas, telas preciosas, muebles, víveres y bebidas. Desde entonces viene á verme cada diez días; se acuesta esa noche conmigo y se va por la mañana. Si necesitase llamarlo durante los diez días de su ausencia, no tendría mas que tocar esos dos renglones escritos en la bóveda, é inmediatamente se presentaría. Como vino hace cuatro días, no volverá hasta pasados otros seis, de modo que puedes estar conmigo cinco días, para irte uno antes de su llegada.»
Y yo contesté: «Desde luego he de permanecer aquí todo ese tiempo.» Entonces, ella, mostrando una gran satisfacción, se levantó en seguida, me cogió de la mano, me llevó por unas galerías y llegamos por fin al hammam, cómodo y agradable con su atmósfera tibia. Inmediatamente me desnudé, ella se despojó también de sus vestidos, quedando toda desnuda, y los dos entramos en el baño. Después de bañarnos, nos sentamos en la tarima del hammam, uno al lado del otro, y me dió de beber sorbetes de almizcle y á comer pasteles deliciosos. Y seguimos hablando cariñosamente mientras nos comíamos las golosinas del raptor.
En seguida me dijo: «Esta noche vas á dormir y