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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

Pero yo, sin hacer caso de estos versos que ella me recitaba, di un violento puntapié en la bóveda...»


En este momento de su narración, Schahrazada vió aparecer la mañana, y se calló discretamente.


PERO CUANDO LLEGÓ
LA 13.ª NOCHE

Ella dijo:


He llegado á saber, ¡oh rey afortunado! que el segundo saaluk prosiguió su relato de este modo:

«¡Oh señora mía! cuando di en la bóveda tan violento puntapié, la joven me dijo: «¡He ahí el efrit! ¡Ya viene contra nosotros! ¡Por Alah! ¡Me has perdido! Atiende á tu salvación y sal por donde entraste.»

Entonces me precipité hacia la escalera. Pero desgraciadamente, á causa de mi gran terror había olvidado las sandalias y el hacha. Por eso, como había ya subido algunos peldaños, volví un poco la cabeza para dirigir la última mirada á las sandalias y al hacha que habían sido mi felicidad; pero en el mismo instante vi abrirse la tierra y aparecer un efrit enorme, horriblemente feo, que preguntó á la joven: «¿A qué obedece esa llamada tan terrible con la que acabas de asustarme? ¿Qué desgracia te amenaza?» Ella contestó: «Ninguna desgracia. Sentí