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HISTORIA DEL MANDADERO...

á venderme, comprendiendo, por las señas que le hice, que me era muy doloroso separarme de él. Después los otros me vistieron con el traje de honor, montáronme en la mula y salimos al son de los instrumentos más armoniosos que se tocaban en la ciudad. Y todos los habitantes y las criaturas humanas de la población se quedaron asombrados, mirando con interés enorme un espectáculo tan extraordinario y prodigioso.

Cuando me llevaron ante el rey y lo vi, besé la tierra entre sus manos tres veces, permaneciendo luego inmóvil. Entonces el monarca me invitó á sentarme, y yo me postré de hinojos. Y todos los concurrentes se quedaron maravillados de mi buena crianza y mi admirable cortesía; pero el más profundamente maravillado fué el rey. Y cuando me postré de hinojos, el rey dispuso que todo el mundo se fuese, y todo el mundo se marchó. No quedamos mas que el rey, el jefe de los eunucos, un joven esclavo favorito y yo, señora mía.

Entonces ordenó el rey que trajesen algunas vituallas. Y colocaron, sobre un mantel cuantos manjares puede el alma anhelar y cuantas excelencias son la delicia de los ojos. Y el rey me invitó luego á servirme, y levantándome y besando la tierra entre sus manos siete veces, me senté sobre mi trasero de mono y me puse á comer muy pulcramente, recordando en todo mi educación pasada.

Cuando levantaron el mantel, me levanté yo también para lavarme las manos. Volví después de