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HISTORIA DEL MERCADER Y EL EFRIT
día. Y el visir se fué perplejo, en el colmo del asombro, al saber que su hija vivía. Cuando hubo terminado el diván[1], el rey Schahriar volvió á su palacio.


PERO CUANDO LLEGÓ
LA 2.ª NOCHE

Doniazada dijo á su hermana Schahrazada: «¡Oh hermana mía! Te ruego que acabes la historia del mercader y el efrit.» Y Schahrazada respondió: «De todo corazón y como debido homenaje, siempre que el rey me lo permita.» Y el rey ordenó: «Puedes hablar.» Ella dijo:


He llegado á saber, ¡oh rey afortunado, dotado de ideas justas y rectas! que cuando el mercader vió llorar al ternero, se enterneció su corazón, y dijo al mayoral: «Deja ese ternero con el ganado.»

Y á todo esto, el efrit se asombraba prodigiosamente de esta historia asombrosa. Y el jeque dueño de la gacela prosiguió de este modo:

«¡Oh señor de los reyes de los efrits! todo esto aconteció. La hija de mi tío, esta gacela, hallábase allí mirando, y decía: «Debemos sacrificar ese ternero tan gordo.» Pero yo, por lástima, no podía de-


  1. La sesión de justicia. Otras veces, esta palabra designa la sala donde se celebra la sesión.